Una vez llegados a este punto conviene que dediquemos un apartado a la fiscalidad de los beneficios de nuestras inversiones. El motivo es que cada tipo de inversión tiene una fiscalidad distinta y por tanto nuestros beneficios se pueden ver seriamente alterados.
Fiscalidad de las inversiones financieras.
Lo que sigue es valido para depósitos, acciones, fondos de inversión, letras del tesoro, bonos y cualquier otro tipo de inversión financiera. A lo largo de 2013:
- Si la inversión ha tenido una duración inferior a un año se paga el tipo que corresponda en el IRPF.
- Si la duración es superior a un año, se paga un 21 % de los beneficios por los primeros 6.000 €, del 25 % entre 6.000 € y 24.000 € y del 27 % a partir de 24.000 €.
A partir de 2014, la fiscalidad mejora, ya que si la duración es superior a un año, se paga un 19 % de los beneficios por los primeros 6.000 € y del 21 % por encima de 6.000 €.
Ejemplos para 2013.
Además tanto para 2013 como a partir de 2014, pueden compensarse perdidas y ganancias. Veamoslo con varios ejemplos prácticos.
Supongamos que en 2013 finaliza una inversión de 10.000 € que nos ha dado un beneficio del 10 %, es decir, 1000 €. Como el beneficio cae dentro del tramo entre 0 y 6.000 €, pagaremos el 21 % de 1.000 €, es decir, 210 €.
Veamos ahora un caso más complicado. Si en 2013 finaliza una inversión de 100.000 € que ha dado un beneficio del 25 %, es decir, 25.000 €.
- Por los primeros 6.000 € de beneficio, el 21 %: 1.260 €.
- Por el segundo tramo de 6.000 € a 24.000 €, 18.000 € al 24 %: 4.320 €.
- El tercer tramo solo son 1.000 € (de 24.000 € a 25.000 €), al 27 %: 270 €.
En total pagaremos: 5.850 € (el 23,4 % de nuestro beneficio).
Ejemplos para 2014.
El mismo ejemplo para 2014 implicará un menor pago de impuestos por la bajada de los tramos. La inversión de 10.000 € que nos ha dado un beneficio del 10 %, es decir, 1000 €, requerirá pagar por el tramo entre 0 y 6.000 € el 19 % de 1.000 €, es decir, 190 € (frente a los 210 € de 2013).
Por la inversión de 100.000 € que ha dado un beneficio del 25 %, es decir, 25.000 €. Habrá que pagar:
- Por los primeros 6.000 € de beneficio, el 19 %: 1.140 €.
- Por el segundo tramo de 6.000 € a 25.000 €, 19.000 € al 21 %: 3.990 €.
En total pagaremos: 5.130 € (el 20,52 % de nuestro beneficio). Claramente inferior a los 5.850 € de 2013.
Fiscalidad de Bolsa.
Todo lo anterior es cierto, pero dado que en Bolsa es posible perder dinero, hay que tener en cuenta que los impuestos se pagan sobre el total, es decir, sobre la suma de perdidas y ganancias. Esto supone una ventaja, porque es más ventajoso que tributar cada operación por separado.
Es decir, si con la venta de unas acciones he ganado 2.000 € y con la venta de otras he perdido 1.000 €, solo tengo que pagar 210 € (en 2013, en 2014 190 €).
Otro aspecto importante es que solo tengo que pagar cuando vendo las acciones. Es decir, si mantengo las acciones durante tres años porque suben las acciones, durante el primer y el segundo año no tengo que pagar impuestos, solo el tercero que es cuando vendo las acciones.
Otro aspecto importante es que solo tengo que pagar cuando vendo las acciones. Es decir, si mantengo las acciones durante tres años porque suben las acciones, durante el primer y el segundo año no tengo que pagar impuestos, solo el tercero que es cuando vendo las acciones.
Fiscalidad de los fondos.
Los fondos tienen una tributación similar a la de las acciones, pero con una diferencia muy importante: permiten el traspaso entres fondos (vender un fondo, para reinvertir la venta en otro) que está libre de impuestos. Por ello, solo tendremos que pagar impuestos cuando finalmente vendamos nuestros fondos para convertirlos en dinero.
Esto es muy interesante por el efecto exponencial del interés compuesto. Ese 21 % de impuestos que pagaríamos, lo podemos reinvertir para obtener un mayor beneficio.
Fiscalidad de los planes de pensiones.
Los planes de pensiones tienen la misma fiscalidad que los fondos, es decir, solo tributan cuando se rescata el plan de pensiones. Hasta ese momento no se pagan impuestos por sus beneficios.
La ventaja es que las aportaciones permiten deducir el 15 % de las aportaciones anuales (por los primeros 10.000 € o hasta el 30 % de los ingresos), es decir, que se pueden obtener 1.500 € adicionales.
Comparación.
- La primera mediante una inversión financiera (Bolsa, deuda) que da cada año un interés del 10 %. Aquí asumimos que cada año vendemos el 100 % de nuestras acciones y compramos otras (porque las que poseíamos han perdido su potencial de crecimiento). Es obvio que se puede optar por mantenerlas, pero en ese caso es probable que perdamos dinero o dejemos de ganarlo. Es un poco arbitrario el hecho de cambiar el 100 % de la inversión cada año, pero el resultado no cambia mucho si en lugar de un año son unos cuantos meses arriba o abajo.
- La segunda mediante una inversión en fondos que da 10 % de rendimiento.
- La tercera mediante un plan de pensiones que también rinde al 10 % y en el que también invertimos la deducción de 1.500 €.
La primera tiene que tributar cada año, mientras que la segunda y la tercera solo al final (por simplicidad supondremos el 19 %). La evolución de la inversión con el tiempo responde a las formulas:
Valor después de impuestos: V1(N) = 10.000 x 1,081 ^ N (en rojo en la gráfica)
Valor fondo después de impuestos: V2(N) = 10.000 x [ 1 + (1,1 ^ N - 1) x 0,81 ] (en azul en la gráfica)
Valor plan después de impuestos: V3(N) = 11.500 x [ 1 + (1,1 ^ N - 1) x 0,81 ] (en verde en la gráfica)
Evidentemente la inversión más rentable es el plan (siempre será un 15 % mayor que el fondo). Aún así, la mayor diferencia se da entre la otra inversión y el fondo (porque aumenta exponencialmente).
Al principio la diferencia es pequeña (un 4 % en 5 años), pero tras 35 años el fondo ha multiplicado su valor por 22 veces, el plan por 26 mientras que la otra inversión solo 15 veces. Es decir, el fondo casi el doble. Una vez más el interés compuesto exhibe toda su fuerza en los plazos más largos.
Un ejemplo más real.
El ejemplo anterior es bastante simple. Un caso más real es cuando cada año aportamos una cantidad al ahorro. Resultará de interés conocer la formula:
1 + x + x^2 + ... + x^N = [x ^ (N + 1) - 1] / (x - 1)
De esta forma, podemos escribir los nuevos valores de las inversiones después de impuestos. Las formulas son ahora un poco más complejas, solo las incluye por si el lector quiere jugar con otros valores:
Valor tras impuestos: V1'(N) = 10.000 x [ 1,081 ^ (N + 1) - 1 ] / 0,081 (en rojo en la gráfica).
Valor fondo tras impuestos: V2'(N) = 10.000 x {N + 1 + [1,1 ^ (N + 1) - 1] / 0,1 - N - 1} * 0,081 (en azul en la gráfica).
Valor plan tras impuestos: V3'(N) = 11.500 x {N + 1 + [1,1 ^ (N + 1) - 1] / 0,1 - N - 1} * 0,081 (en verde en la gráfica).
En el primer caso, tras 35 años, acabamos con 1.900.000 €, en el segundo con 2.500.000 € y en el tercero con unos 2.850.000 €. En todos los casos hemos invertido 35 x 10.000 € = 350.000 €.
Los resultados no son tan espectaculares como en el ejemplo anterior, porque el dinero en promedio no está tanto tiempo invertido (el dinero que metemos el primer año acumula los intereses de 35, pero el del último año solo el de un año). Aún así, la conclusión es similar: el efecto de poder diferir el pago de impuestos al momento de la venta beneficia mucho la fiscalidad en el largo plazo.
Conclusión.
Hemos estudiado la fiscalidad de los distintos tipos de inversiones en unos ejemplos muy idealizados (el mismo rendimiento todos los años). Sin embargo, la conclusión no varía si consideramos escenarios mucho más complejos: los planes de pensiones tienen la mejor fiscalidad.
Sin embargo, como veremos en la siguiente entrada, hay otros factores a tener en cuenta que nos harán decantarnos por los fondos de inversión.
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