viernes, 15 de marzo de 2013

I.4. Criterios de inversión

En la anterior entrada vimos lo difícil que iba a ser vencer a la inflación mediante depósitos bancarios. Ahora veremos qué alternativas tenemos entonces a invertir el dinero en un banco para que nos de más rentabilidad.

Seguramente al lector le vendrán a la cabeza ideas como invertir en bolsa o inversiones inmobiliarias. Pero antes de entrar en detalles necesitaremos unos criterios para analizar las inversiones y ver cuales resultan más adecuadas.

Cantidad a invertir.

No es lo mismo invertir 1.000 €, 10.000 € o 100.000 €. En el primer caso la diferencia entre la inversión en un depósito a un año al 2 % e invertir en unas acciones que nos den un 10 % de revalorización son 80 € (= 0,10 x 1000 - 0,02 x 1000). En el último caso son 8.000 €. Está claro que por 80 € casi nadie se complica la vida y deja el dinero en el banco, pero por 8.000 € igual merece la pena complicarse la vida un poco.

Además, algunas inversiones requieren una cantidad mínima (por ejemplo, en Bolsa la inversión mínima es el precio de una acción. Las de Apple están a unos 450 $, mientras que las de Telefónica a unos 10 €. En una inversión inmobiliaria, la inversión mínima será el precio de la propiedad que vamos a adquirir: 100.000 € por ejemplo).

Obviamente, deberemos rechazar aquellas inversiones que sean superiores a nuestros ahorros, porque nos obligarían a tener que endeudarnos (por ejemplo: pedir una hipoteca para comprar una vivienda como inversión).

Conviene que aclare que no es lo mismo comprar una vivienda para uso residencial (vivir en ella) que como inversión (para conseguir un beneficio mediante el incremento de su valor). Mientras que en el primer caso puede ser razonable pedir una hipoteca, en el segundo implica mayores riesgos.


Plazo de inversión.

Esto es el período que va a durar la inversión. Dicho de otra forma, el tiempo que es necesario esperar para lograr el beneficio esperado.

Obviamente no tendrá las mismas implicaciones para nosotros una inversión a 1 año que a 10 años. La idea es que cuanto mayor sea el plazo de inversión, mayor será la posibilidad de que haya un imprevisto que nos haga recuperar el dinero antes de lo previsto (si la inversión lo permite) y por tanto de obtener un rendimiento menor que el esperado o incluso perdidas.


Porcentaje de nuestros ahorros.

No es lo mismo invertir 10.000 € y que nuestros ahorros totales sean 10.000 €, 20.000 € o 50.000 €. En el primer caso, arriesgamos el 100 % de nuestro ahorro, en el segundo el 50 % y en el tercero el 20 %.

Solo deberemos poner en riesgo una cantidad de nuestros ahorros que sepamos que no vamos a necesitar durante el plazo de inversión.


Beneficio esperado.

En una inversión en depósitos, todo está muy claro: plazo, beneficio, condiciones, ... Sin embargo, en otras inversiones solo tenemos expectativas de cuánto se van a revalorizar. Antes de invertir, deberemos tener una idea clara y racional de que esperamos obtener.

Esto es ciertamente difícil, pero no podemos invertir en bolsa simplemente esperando a ver cuanto sube. Al menos deberemos tener una idea de cuanto podemos obtener en un período de tiempo. Hay que ser disciplinado y no confundir deseos y realidad o hacer interesadas extrapolaciones de datos pasados.


Liquidez del mercado.

Con esto nos referimos al tiempo que tiene que pasar desde que queremos realizar la compra/venta hasta que conseguimos realizarla.

En el caso de las acciones suele ser un tiempo muy breve (minutos), mientras que en el caso de la vivienda suelen ser meses. Depende de la naturaleza de los bienes y del mercado.

Está claro que lo mejor es que el mercado sea muy liquido pues nos permite realizar las compras y las ventas cuando más nos interesa.

Riesgo.

Deberemos fijarnos atentamente en el riesgo que asumimos al hacer una inversión y en las posibles perdidas que nos puede dar. Si queremos evitar el riesgo a toda costa, la opción está clara: depósitos bancarios u otras inversiones financieras de bajo riesgo (deuda pública de algún país solvente).

Entiendo que el lector que ha llegado hasta aquí asume que tiene que poner en riesgo su dinero (la posibilidad de que al finalizar la inversión haya perdido parte de su dinero), aunque luego cada inversor tenga un perfil distinto.

La relación entre riesgo y beneficio debe ser interesante. No tiene sentido asumir un riesgo importante por una inversión que da el mismo rendimiento que un depósito (que no tiene riesgo).

La idea es identificar  las inversiones que den el mayor beneficio con el menor riesgo, siempre y cuando el riesgo no supere el máximo que estemos dispuestos a aceptar.


Volatilidad.

Indica cuánto puede variar el precio de nuestra inversión en un periodo de tiempo.

Está claro que serán menos atractivas las inversiones que tengan mucha volatilidad, porque nos obligarán a hacer un seguimiento más frecuente de ellas y pueden darnos sustos inesperados más fácilmente.

Conclusión.

Lo primero es hacernos una idea de que cantidad y durante cuanto tiempo podemos invertirla y que riesgo queremos asumir, para luego estudiar entre todas las alternativas de inversión cuales son más interesantes por su beneficio, liquidez y volatilidad que esperamos que tengan.

En la próxima entrada veremos un poco más en detalle algunos ejemplos de inversiones.

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